top of page

Desarrollo

1º Guerra ruso-chechena

 

Las expectativas de Yeltsin de enfrentarse con un rápido y quirúrgico conflicto seguido de una capitulación rápida de Chechenia fueron equivocadas. Rusia se sumergió muy pronto en un gran pantano. Tratando de emular las tácticas norteamericanas, les ordenó a sus comandantes aplicar una campaña “restringida”. Sin embargo, los comandantes rusos no estaban preparados para un combate de esta naturaleza, de montaña, entre población civil y con graves problemas tácticos. Otro inconveniente fue que se ordenó realizar una leva de soldados locales en vez de enviar profesionales de otras partes de Rusia.Las unidades chechenas eran más móviles y conformadas por habitantes locales conocedores del terreno y de la gente. Estas fuerzas guerrilleras infligieron humillantes derrotas a uno de los ejércitos más grandes del mundo, dejándolo desmoralizado. Como respuesta a esta situación, Rusia reinició ataques indiscriminados con artillería y fuego aéreo que causaron grandes pérdidas entre la población civil chechena y rusa. Cuando el ejército ruso atacó Grozni durante las primeras semanas de enero de 1995, cerca de 25.000 civiles murieron en un raid de ataques de artillería y bombardeo aéreo, en una ciudad cercada. Los rusos admitieron haber sufrido varios centenares de bajas durante el asalto.El uso masivo de artillería y de bombardeos aéreos fue la estrategia rusa dominante durante el resto de la campaña. Además de lo anterior, las tropas rusas cometieron numerosos y, en parte, sistemáticos crímenes de guerra contra civiles, que incluían ejecuciones sumarias y torturas que llegaron a alcanzar a aldeas enteras.Sólo en el pueblo de Samashki cerca de 100 civiles fueron asesinados por tropas rusas y otros tantos golpeados y torturados. Los partisanos chechenos por su parte, en respuesta a estos hechos utilizaron técnicas guerrilleras como bombas-trampa y asaltos y emboscadas en los caminos. Su más notoria táctica era la toma de rehenes, que dirigían la presión directamente sobre el público internacional y la opinión pública y gobierno ruso.Como secuela de esta incapacidad para controlar a los bandidos chechenos, se incrementó la presión de los demás grupos étnicos que convivían en Rusia. Otra consecuencia fue la bajada sostenida y cada vez más fuerte de la confianza y del apoyo al gobierno central ruso y en particular en la persona de Yeltsin. El tema de Chechenia fue principal en la campaña presidencia de 1996. Pero su efecto interno más importante fue la respuesta de las minorías étnicas a las levas de soldados para combatir contra los chechenos en sus lugares. Una república autónoma (Chuvashia) dio protección legal a los conscriptos que se negaran a participar en la guerra en Chechenia. Incluso a nivel nacional se llegó a exigir la prohibición de participación de las fuerzas armadas en conflictos internos.En enero de 1996, la destrucción del pueblo fronterizo de Pervomayskoye en la República de Daguestán, como reacción a la toma de rehenes por parte de los chechenos, causó profundo malestar, puesto que amenazaba con generar un conflicto que empezara a devorar a todos los pueblos del Cáucaso. El anuncio por parte de los chechenos de que libraban una jihad o guerra sagrada contra los rusos atrajo por su parte a una buena cantidad de voluntarios de otros lugares de Rusia e incluso del exterior. La solución de una retirada sin victoria rusa era imposible, puesto que se creía que desencadenaría una ola de secesiones en todos los lugares.En el año 1995 se sucedieron una serie de combates en Ingusetia, en particular cuando el mando ruso envió tropas a la frontera en persecución de los rebeldes chechenos. La ya frágil economía ingusetia se vio varias veces sobrepasada por la llegada de refugiados desde la misma Chechenia (con la que compartieron una tranquila vida en común por casi treinta años), así como de la también conflictiva Osetia del Norte. El presidente ingusetio Ruslan Aushev protestó varias veces en contra de las persecuciones rusas e intentó conseguir reparaciones por los daños.

Los sucesivos reveses militares rusos acontecidos durante este año condujeron a un acuerdo de paz, el denominado como acuerdo de Jasaviurt, cumpliendo los siguientes puntos:

1)Moscú retiró sus contingentes presentes en la zona.

2)La resistencia local asumió una progresiva desmilitarización.

3)Se estableció un período de 5 años durante los cuales se debía proceder a normalizar la vida de una república castigada por una sangrienta guerra.

Ese tercer objetivo del acuerdo de paz firmado en 1996 con el aval del general Alexandr Lébed, entonces secretario del Consejo de Seguridad Ruso, debía permitir que la vida e Chechenia se normalizase y comenzara, así mismo, la reconstrucción, ya que imágenes de ciudades como Grozni, machacada por la artillería rusa, solo tenían parangón adecuado en las de Dresde en 1945, bombardeada hasta la saciedad por los aliados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Grozni tras un bombardeo

Tras la devastación de los años previos, en 1997 se procedió a celebrar unas primeras elecciones supervisadas por la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa. En ellas se impusieron con rotunda claridad las opciones independentistas, como era de esperar. Rusia, sin embargo, se mostró poco propicia a colaborar con los nuevos dirigentes chechenos. Por una parte, el Kremlin se negó a aportar la ayuda económica financiera comprometida en su momento. Así mismo, resulta interesante que en Chechenia no cobrase cuerpo, en esos años, ningún programa internacional de reconstrucción. Naciones Unidas entendía que el conflicto era un asunto interno de Rusia, con lo que no procedía su intervención en ningún caso.

 

 

 

 

 

 

 

Para que nada faltase, en buena parte del territorio checheno empezaron a proliferar auténticos señores de la guerra que a menudo se entregaron a la muy lucrativa industria del secuestro.Entre 1996 y 1999 Rusia toleró, cuando no estimuló, el crecimiento de esos movimientos con la vista puestas en “segar la hierba” por debajo del gobierno checheno (si se trata de resumir lo anterior, lo suyo será que afirmemos que en los años que nos ocupan, lejos de normalizarse el escenario checheno, ganó terreno de manera visible, con evidente colaboración rusa, el caos).

 

Soluciones equivocadas (1996-1999)

 

 

Dos hechos pusieron fin a esta etapa:

1)El primero lo constituyó el despliegue, en Daguestán, de un movimiento guerrillero, fundamentalmente checheno, liderado por uno de los señores de la guerra. El ejército ruso respondió rápida y enérgicamente, y obligó al repliegue de los guerrilleros, en una tesitura en la que el Kremlin podía argumentar que cada vez se hacía más urgente actuar contra el cáncer checheno.

2)Mayor relieve tuvo, sin embargo, el segundo hecho, configurado, en septiembre de 1999, por la colocación de bombas en dos edificios de viviendas en Moscú, acompañada de otras bombas que se hicieron explotar en un par de ciudades del sur de Rusia, todo ello con resultado de un número muy alto de muertos. El impacto emocional de estos atentados fue poderosísimo, y palpables sus efectos en el panorama político y en la opinión pública en Rusia. La hostilidad con respecto a aceptar la independencia de Chechenia se hizo abrumadoramente mayoritaria a partir de 1999.

 

La 2ª Guerra ruso-chechena postsoviética.

 

El ejército ruso penetró de nuevo en Chechenia a principios de octubre de 1999, y lo hizo tras haber aprendido algunas de las lecciones de su derrota en la primera guerra. Aunque las primeras justificaciones rusas de las acciones militares llamaban la atención sobre el propósito de hacer frente a la amenaza terrorista, lo cierto es que el último día de 1999 el primer ministro Putin dejó las cosas claras y señaló que el objetivo principal estribaba en restaurar la integridad territorial de Rusia o, lo que es lo mismo, en cancelar los efectos del acuerdo de Jasaviurt. Las acciones del ejército ruso se han desarrollado, por lo demás, en un escenario de manifiesta impunidad: no se olvide que en Chechenia no hay periodistas ni observadores internacionales, de la misma suerte que tampoco se hacen valer jueces y fiscales que puedan desarrollar su trabajo.

Es innegable, por otra parte, que determinados segmentos de la resistencia chechena --acaso los vinculados con el islam más rigorista-- han protagonizado hechos de terror execrables como los registrados en el teatro Dubrovka de Moscú, en octubre de 2002, o en una escuela en Beslán, en Osetia del Norte, en septiembre de 2004. Conviene subrayar, eso sí, que semejantes acciones han sido comúnmente repudiadas por la dirección de la resistencia chechena, no sin que faltasen especulaciones relativas a quiénes eran los agentes ejecutores y cuáles los intereses subterráneos que operaban por detrás de las acciones reseñadas.

 

© 2023 by Asier Rivas. Proudly created with Wix.com
 

bottom of page